La primera vez que el creador del LSD, el científico Albert Hoffman, consumió su propia medicina, se fue en bicicleta del laboratorio a su casa y sintió que el tiempo se gelatinizaba.
Fueron seis kilómetros de sentir que los colores ocres de la primavera suiza tomaban un brillo intenso y se filtraban dolorosamente en sus ojos. Así descubrió nuevos matices que palpitaban rítmicamente con los sonidos de la naturaleza. Hoffman pasó a la historia pedaleando una bicicleta suspendida en el tiempo que no iba a ninguna parte.
que shido no?
me dieron ganas de andar en bici : (
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